El placer por la música
Hace unos 40.000 años ya existían los músicos e instrumentos con los que se podían modificar las tonalidades del sonido, esto lo sabemos gracias a últimos hallazgos arqueológicos donde se han encontrado instrumentos realizados con huesos de animales. Por lo tanto, es evidente que la música ha existido en la sociedad humana desde la prehistoria, pero ¿por qué la música es importante en nuestras vidas?, ¿modula nuestras emociones?, ¿por qué evoca sucesos que ya hemos vivido?. Darwin se atrevía a decir que "la pérdida del gusto por la música es una pérdida de la felicidad, y posiblemente, puede ser perjudicial para el intelecto, y más probablemente para el carácter moral, pues debilita la parte moral de nuestra naturaleza".
Es cierto, la música puede generar y mejorar las emociones, nuestra comunicación y uno de sus resultados es aumentar la felicidad, sin duda todo esto constituyen poderosas razones para su existencia, y por lo tanto, para la evolución de la música. En este artículo nos centraremos en un aspecto particular que suscita la música que es: el placer.
Empezaremos diciendo que una característica obvia que se destaca en el ser humano es su capacidad de utilizar el sonido para comunicar. Esta propiedad es relevante tanto en el habla como en la música, ya que esta en su naturaleza innata y aparecen en las edades tempranas del desarrollo siguiendo una secuencia relativamente fija del sonido y tomando los sonidos de su entorno inmediato. Para ello debe existir una arquitectura neuronal que permita que estas capacidades emerjan. A diferencia de los elementos visuales que se quedan almacenados en la memoria de forma estática (una escena, un objeto), la música lo hace de forma dinámica y requiere de un sistema nervioso capaz de almacenar y producir variación en el tono con un alto grado de precisión. Sin embargo, la percepción de una melodía requiere mayor complejidad debido a que también implica a un componente activo, y aquí es donde entran en juego nuestras expectativas, que han sido generadas desde nuestras etapas de desarrollo temprano debido a una exposición previa a la música de esa cultura. Por lo tanto, escuchar un conjunto particular de tonos o melodías hace que aumenten nuestras expectativas de que se repita un determinado conjunto de tonos o melodías, este fenómeno es significativo porque apunta a nuestra capacidad para predecir hechos futuros basados en regularidades pasadas. Esta influencia del entorno sobre nosotros significa que cada persona poseerá una "plantilla" diferente para percibir su entorno, de ahí la diferencia de gustos musicales.
Existe una opinión generalizada de que las personas experimentamos el placer al escuchar música y por consiguiente nos relacionamos a través de emociones inducidas por la música, ya que a menudo escuchamos música para cambiar o mejorar nuestras emociones. En los animales, sin embargo, se cree que estos sonidos se limitan a un papel adaptativo hacia la defensa del territorio. Por último diremos, que la corteza cerebral contiene depósitos de información que ha ido acumulando a lo largo toda nuestra existencia donde el individuo puede experimentar ciertos sonidos como agradables o desagradables y por un acto de recompensa de nuestro cerebro se apoyará la idea de seguir escuchando cierto tipo de música o se desestimará.
Tenemos pocas dudas de que los antiguos músicos, armados con huesos de animales, eran capaces de comunicar el placer y la belleza tal y como lo hacemos hoy en día.
Robert J. Zatorrea,1 and Valorie N. Salimpoora,b
aMontreal Neurological Institute, McGill University, Montreal, QC, Canada H3A 2B4; and bRotman Research Institute, Baycrest Centre, University of Toronto, Toronto, ON, Canada M6A 2E1
Edited by John C. Avise, University of California, Irvine, CA, and approved April 9, 2013 (received for review February 15, 2013)

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